BIOGRAFIA

Biografía Beatriz La Codorniz

(Apodo sacado por mi hermano, alias Carlota come cacota, a los seis años)

Fui una niña buena, obediente, ordenada, bailarina y muy imaginativa.

Fui una adolescente desobediente, discotequera, atrevida, mucho más imaginativa y enamoradiza a la vez que muy dura con los chicos.

¿A quién no le han roto el corazón alguna vez? A mí unas cuantas veces.

Creo que algunas de mis historias se han creado desde esos trozos hechos trapos. Al menos, han servido para algo.

Y ahora, que he madurado, lo he metido todo en una coctelera y he sacado un poco de todo eso, lo mejor y lo peor, por supuesto, ¿A quién le gusta la gente perfecta?

A mí no, porque si no, no tendría al chico malo de la ciudad a mi lado. ;)

Soy grosera y muy, muy sentida, así que, comentar, pero no seáis muy duras…

Es broma, podéis ser tan cabronas como mis protagonistas, yo me lo tomaré con filosofía.

En cuanto a mis historias -porque para mí son eso, historias-, nacen sin saber muy bien qué camino seguir. Creo sobre la marcha. Nuca sé cómo va a terminar, ni lo que sucederá.

Yo también me quiero sorprender. Y quiero disfrutar, como espero que lo hagan todos al leer un pedacito de mí.

P.D. Os preguntareis porque he cambiado mi biografía, pues bueno, solo decir que después de varios años sin sonreír, al fin he soltado una carcajada. Así que, me he dicho; Vuelvo a empezar. Vida nueva. Mente nueva. A la mierda la mierda de pasado y tola la mierda pasada.

Perdón, pero no os alarméis, ya os he dicho que soy una grosera.

Bueno, y ahora a disfrutar de historias que pueden conquistar vuestro corazón.

viernes, 27 de junio de 2014

SAGA GAELA I






        Una fantasía de ojos negros




    Prólogo

 

ÉL

 

    Tengo todo lo que quiero, a la hora que quiera y el día que me dé la gana. Y cuando digo todo, me refiero a todo; dinero, buenos coches, muy buenas inversiones, una buena familia de buen nombre y preciosas mujeres que me esperan aun sin ser invitado.

    No soy un hombre de palabras, soy más de acción, lo que veo que me gusta lo quiero y nunca acepto un no como respuesta, y por suerte, nunca obtengo un no como respuesta.

    Mi vida se rige con una seguida de control absoluto.

    Trabajo, sexo, descanso, sexo, diversión, sexo y vuelta a empezar.

    Tengo mis propias normas y respeto lo que me rodea siempre y cuando, a mí también me respeten. Mis obligaciones son sumamente oficiales, nunca sentimentales y jamás lo serán.

    Sé que no soy un buen hombre, y que mucha gente piensa que soy un cabrón sin corazón, que por mis venas no corre sangre, y que mi alma se la vendí al demonio hace muchos años.       Tal vez tengan razón, mi pasado es un recuerdo que he tratado de reprimir toda mi vida y lo he conseguido, a base de seguir mis propias leyes y jamás entablando un lazo que no fuera meramente profesional.

    Pero entonces, mi preciosa fantasía de ojos negros, lo complicó todo.

    Ella era mi juguete, parte de mi responsabilidad y una mujer que me estaba volviendo loco, y con la que nunca podía tener algo más estrecho que la simple relación que le podía ofrecer.

    Ella, por supuesto, quería algo más de mí, todo de mí, y yo, como un integro idiota siempre me negué haciéndola callar a mi manera, contraatacando con mi cuerpo contra el suyo, una y otra vez. La misma táctica que sabía que funcionaría, y la misma técnica que usaba con todas las mujeres, ya que, en un principio, ella solo era una mujer, un poco más especial, pero una simple mujer insignificante.

    Insignificante para mí… tenía su gracia.

    Nunca le había dado mucha credibilidad a eso de que:

    << Nunca te das cuenta de lo que tienes hasta que lo pierdes. >>

    Increíble, ahora sí que me lo creía. Estaba a punto de perder a Gaela, por mi culpa, y no tenía ni idea de que hacer, de cómo detener todo esto, o de como retenerla a ella.

    Solo deseaba volver al pasado y cambiarlo todo para que ella no me dejara por él.

    Pero era demasiado tarde. Me había comportado como un cerdo durante la mitad de mi vida, y la vida me daba un escarmiento.

    Ella se iba.

    Mi fantasía de ojos negros, me abandonaba.